martes, 27 de diciembre de 2016

Cómplice o testigo

Los titulares de un periódico local irrumpen con una noticia que apela a nuestra moral. 
Un pequeño y desapercibido pueblo, aledaño a la ciudad del Valle del Indo ha despertado con los rescoldos de una oleada de violencia brutal.

"¿Es la noche cómplice o testigo del mal? ¿Puede, con su impenetrable oscuridad, teñir las almas de quienes no desean la paz?"


martes, 29 de noviembre de 2016

Micropoema: Lo que tus ojos me cuentan

Cuán atrevida es la ignorancia que nada fui capaz de imaginar,
cuando tus ojos me contaron lo que con palabras no supiste expresar.
Como un telón que por terminada la función da,
viniste a dejar mis días en absoluta oscuridad.

Tu irónica sonrisa que, ahora recuerdo incoherente,
no pudo disimular tus ganas de abandonar,
de ponerle a nuestra historia un punto y final.

Y, aunque de dolor mi cuerpo se resintió,
mi cabeza no permitió que lo sufriera mi corazón.
Pues las fuerzas que, a veces, creí no tener,
me devolvieron toda mi integridad,
esa que por ti, casi llegué a olvidar.

Ahora soy yo la que ríe sin cesar,
la que no mira al pasado y,
es feliz con su soledad.

lunes, 24 de octubre de 2016

Una historia detrás

Esta noche el frío cala mis huesos y la lluvia congela mis sentidos y, casi que así lo prefiero. Abandonarme al tiempo como un día abandoné mi suerte o, me dejó ella a mí, no sé.
Esta noche ni siquiera los cartones que me cubren hacen de escudo contra mis miedos.
La coraza que tanto me costó vestir y el orgullo que difícil fue de convencer se sienten hoy reblandecidos, tocados y hundidos.
Es como si cada gota caída llegase al fondo de mi alma,como si llenaran la profundidad de un pozo que a punto está de rebosar.
Este año el otoño parece querer retrasar la crueldad de un largo invierno, quizás esta noche sea un aviso de lo que más adelante vendrá y, en realidad, pienso:
-¿Qué más me da?


Para mí los días pasan todos igual y, aunque me duela, confieso que deseo que me gane la oscuridad. Que de las pocas horas de sueño que la vigilia y, a veces, el alcohol me dejan conciliar, me pueda la batalla la muerte y no consiga despertar.
Soy consciente de lo fuertes que suenan ciertas palabras pero, estoy convencido de que en mi final encontraré la paz. Una paz que ansío y que mis pensamientos, el pasado y una devastadora sociedad jamás van a darme la posibilidad de alcanzar.
Mis juicios y el pasado son cosa mía y que yo con mis actos forjé pero, ¿y la sociedad?
Gente que pasa por tu lado y que no quiere mirar porque para todos es mejor ignorar el problema que tratarlo de solventar, gente que nada más ve suciedad, desechos de una trayectoria que no supieron manejar y se permiten con sus gestos castigar tu poca vanidad, gente que lastima sin atreverse a preguntar, pues detrás de estas fachadas inmundas hay historias que contar.
Vidas que se vivieron felices hasta que algo salió mal.
Vidas de las que se adueña el destino y no vuelves a contemplar.
Un destino, en mi caso, convertido en enfermedad. Un amargo dolor que se llevó al amor de mi vida, mi amiga, mi confidente, la madre que quise para mis hijos... Hijos de los que hoy me alegro no tener pues, ¿qué clase de padre sería?
Seguramente un padre olvidado, alguien del que avergonzarse...
Y no, nadie me preguntó:
-¿Es esto lo que quieres, amigo?
Y no, ni siquiera, un jefe ajeno al sufrimiento entendió:
-Lo siento, amigo. No podemos cubrir tus ausencias y sabemos que tu incorporación al puesto supondrá un bajo rendimiento para la empresa, de verdad, que lo lamento.
Y no, tampoco un hermano fue capaz de auxiliar:
-Hermano, amigo, son cuatro bocas las que con un sueldo tengo que alimentar, mi mujer sigue en paro y ya sabes lo mal que la cosa está. Lo siento.
¡Y no, nadie lo siente como yo!
Porque ellos no saben qué es perder lo que más quieres, nadie ha experimentado el vacío que sientes cuando estás sólo y rechazado por aquellos que creíste tener.
Ellos no imaginan lo que es levantarse cada mañana con un nudo en la garganta y esperar, con angustia a que de comienzo el final de la felicidad.
Ellos, seres capaces de disfrazar la cruda realidad, ignoran a qué saben las lágrimas de impotencia.
Nadie, absolutamente nadie, puede ponerse en la piel de quien lo ha perdido todo.
Porque duele...
Porque asusta...
Porque no gusta...
Porque da miedo...
Porque es muy duro...
Así que, que nadie me venga a juzgar, que nadie vuelque su desprecio porque me beba un par de litros al día, puede que más, que nadie mire mis zapatos si no es para ayudar, que nadie sentencie mi vida porque el de arriba de eso se está encargando ya.



Esta noche no hay estrellas que al cielo quieran alumbrar, solamente fieros destellos que nada bueno parecen presagiar.
No hay pasos, ni calles a medio transitar, puertas y ventanas cerradas están y en los hogares la distensión, el ruido, las risas, la conversación, en definitiva, el calor inunda cada rincón.
Para todos una jornada más, para mí un día menos.

Se oyen gritos y una sirena tronar.
Martín, compañero de cajero, ya se cansó de luchar.
¡Qué suerte la tuya que te marchaste primero!


miércoles, 28 de septiembre de 2016

Amigas sin diferencia

Cada noche asomada a la ventana, con la luna habla y al cielo clama.
Tan pequeña para comprender y tan grande para sentir.
Sólo es una niña y ya conoce el significado de la palabra dolor. Pero no el dolor físico, ese que notas cuando te lastimas una rodilla tras caer del columpio, sino el dolor del alma. El que une a las personas en su más estrecha intimidad, el que te arranca la piel y encoje el estómago.

http://www.encuentos.com/poemas/el-cielo-se-quedo-a-oscuras/

Cuando Ana llegó al colegio, Clara, inmediatamente, supo que sería su mejor amiga, porque donde el resto de sus compañeros veían diferencias, ella contemplaba amor.
-Ana es una chica especial pero, no por ello deja de ser igual a nosotros. Ella también viene a compartir, a aprender y jugar.
Es posible que donde vosotros deis un paso, ella tenga que dar dos pero, entre todos le ayudaremos y la respetaremos, les dijo la seño antes de que ésta apareciese.
Estaban intrigados, ¿a caso no eran todos singulares?
Por fin, Ana entró en el aula y lo único que Clara vio de particular, fueron sus ojos rasgados y su lengua de trapo. Una lengua que le hizo sonreír desde lo más profundo de su corazón, a sabiendas de que lo que sí iba a ser especial era su amistad.
-Mamá ¿Qué es Síndrome de Down?, preguntó Clara al volver a casa.
Puede que la explicación y la posterior búsqueda de la definición en Google no disipara mucho sus dudas, porque si no era una enfermedad y no tenía cura ¿qué, narices, lo provocaba?
Tampoco le importó, puesto que si la aclaración era de mayores no la entendería. Lo que, verdaderamente, le preocupaba era que Ana estuviese bien. Iba a ser su amiga y temía que algo le sucediera.

Tal y como Clara se propuso se hicieron grandes amigas. Compartían pupitre, estuche y hasta el almuerzo.
Encajaron a la perfección. Clara le apoyaba en todo. Juntas no había quien pudiera evidenciar su retraso.
Con Ana se sentía inmensa y chiquita a la vez, buena y perversa también, juguetona y traviesa... La niña que nunca quería dejar de ser. Se sentía feliz.
Eran las dos, la mayor parte del tiempo. Incluso los días que Ana tenía médicos, logopeda o terapia, Clara pedía a su mamá que la acompañase a su casa para preguntarle -¿qué tal?. Para que supiera que ella siempre iba a estar ahí.
¡Cuántas noches, su madre, tuvo que congelar la comida!, ya que no se podían negar ante la insistencia de Ana por que se quedaran a cenar.

Más que uña y carne y tinta para papel.
Su relación era por todos admirada.
Fueron objeto de burlas, pues ya se sabe de la crueldad de los niños pero, nada las separó.
Solamente el destino es capaz de ejercer tal poder, sin mirar a dónde ni a quién que, ni tan si quiera se cuestiona el daño que puede llegar a hacer.
Y es que una ventosa mañana de Abril Ana no se presentó en clase.
Las hojas que de los árboles caían parecían anunciar que lo que tan rápido y lindo floreció tristemente debía marchitar.
La señorita no supo decirle a Clara el motivo de su ausencia.
Al regresar de la escuela su mamá la esperaba.
El padre de Ana les había llamado.
Al parecer en la noche se puso malita, le costaba respirar y tuvieron que salir de urgencia para el hospital.
-Clara, es difícil aventurar. Su corazón está muy debilitado. Según su papá me contó, ya de bebé la operaron de gravedad. Y, de nuevo, su vida está en su fuerza y en las manos de los doctores. Fueron las palabras que su madre, visiblemente emocionada, pudo pronunciar.
Clara que , incrédula escuchaba, enmudeció, dejó caer su mochila al suelo y se marchó a su habitación.
De la posición en que la cartera quedó y de una cremallera mal cerrada, sobresalía un folio a medias arrugado. Su mamá se agachó para recogerla y éste termino de salir.
Un dibujo emborronado de dos niñas cogidas de las manos. Una con una amplia sonrisa y otra con ojos rasgados.



jueves, 15 de septiembre de 2016

Microrrelato: Lo que te hace única

Todavía percibo el suave aroma de tu piel. Ni tan si quiera mis sábanas han querido borrar la huella de tu fragancia.
No me atrevo a abrir el cajón del tocador y comprobar que tu perfume ya no está debidamente colocado junto a las llamativas lacas de uñas.
Cada mañana escucho el agua discurrir mientras de tu boca se escapan las letras de ininterrumpidas canciones. Ese karaoke improvisado al que me invitabas, sin lograr hacerme participar.
¡Qué ironía! Lo que antes me llegó a enervar, hoy no lo dejo de recordar.
Más te diré, que al fontanero tengo en casa porque el grifo te abrí.
Conservo tu ridícula taza de café, tal vez porque espero que la vengas a recoger, tal vez por no ver la mía sola.
-¡Joder! ¡Has vuelto a usar mi taza de nuevo!-
Lo que daría porque estuviese siempre sucia.
He pensado cambiarme al té.
Cambiar...
Lo que sí he de quitar, es tu nombre de mi buzón, pues ya nadie allí te irá a buscar.
Mira, que se de alguien que te quiere encontrar y no sabe por dónde empezar.
Sin darme cuenta al escondite contigo jugué y ahora ya es demasiado tarde para volver.
¡Qué pena que dejase perder lo que te hacía única!
¡Qué pena que de mí ya nada quieras saber!

//es.pinterest.com/pin/490329478160697518/


martes, 6 de septiembre de 2016

El sueño de Bom

"Dicen las sabias lenguas que todo aquel que desea cambiar, termina por ver sus anhelos hechos realidad."

Desde el confort de su capullo, Bom recuerda, con cierta emoción, las veces que su mamá Mandi, una hermosa oruga, le repetía en su primer ciclo de vida que lo mejor estaba por llegar.
No le explicó por qué y, ahora entiende que quién no sueña alto, jamás volará alto.

http://listas.20minutos.es/lista/el-increible-mundo-de-las-mariposas-300035/

No es que le guste estar encerrado pero sabe que su cautiverio es el paso previo para conseguir lo que, tanto él como su mejor amigo Bix, siempre habían querido.
Bom y Bix, dos inseparables gusanitos eran felices con su arrastrada vida terrestre pero, fantaseaban cada día con poder mirar al mundo desde arriba.
Adoraban el canto de los pájaros. Seres superiores los consideraban, capaces de vislumbrar bellos parajes, de sentir el viento entre sus plumas y escapar del peligro sólo con batir sus alas.
Jugaban a ser pequeños jilgueros que desde las ramas de los árboles se lanzaban, incapaces de percibir la libertad al volar.

Una tarde de tormenta, cobijados bajo una enorme piedra, Bix perdió toda esperanza. Se lamentó por ser un minúsculo ser vivo, se quejó de no servir para nada, de vivir aterrado por miedo a ser aplastado, sepultado o, incluso, arrastrado por corrientes como la que se estaba formando en ese instante.
Bom que interiorizó su pena, trató de disipar sus malos pensamientos y su tristeza. Le dibujó un mundo dónde los sueños eran posibles, y como si de una película se tratase le narró secuencia a secuencia una vida de color. Una vida donde su objetivo enfocaba hacia a bajo, donde no tener que levantar la cabeza y vigilar.
Bix comenzó a encontrarse más animado, pese a ser muy consciente de que eso nunca podría pasar.

Decidieron pasar ahí la noche, refugiados, pues la lluvia no amainó. Pero a la mañana siguiente cuando Bom despertó, Bix había desaparecido.
Siguió su rastro por el angosto barro, cosa que no era difícil los días en que el agua hacía su presencia.
Le resultó extraño puesto que tomaba direcciones por las que no habían pasado antes.
-Ha debido de caminar durante toda la noche, pensó. Porque su marca no parecía acabar en ningún lado.
Pasó horas explorando cada rincón sin resultado alguno.
El cansancio y la falta de movilidad, consecuencia ésta última que no comprendía, vencieron sus ganas de averiguar dónde se había metido.

Desde su cálida y acogedora crisálida piensa en su amigo Bix y asoma a su cara una pequeña sonrisa. Pronto volverá a buscarle pues, sabe que como a él también le llegó su momento, el momento que tanto habían imaginado. Un juego hecho realidad.
Sólo espera que en su huida no dejara de creer. Porque creer es poder y el poder más fuerte es creer en uno mismo y en sus capacidades.


viernes, 5 de agosto de 2016

La curiosidad de Pink

Visiblemente agitada, Pink, la cerdita, apenas podía contener la emoción que sentía.
Aquella tarde sería la primera vez que iría al campo. Pisar la hierba, su suave cosquilleo, oler sus flores, esos otros seres vivos que visten a la naturaleza de luz y color, correr y jugar junto al resto de sus hermanos y sus papás.
Su mamá, Margarita, le había contado lo maravilloso que era notar el aire limpio y fresco y, la suerte que ellos tenían de poder hacerlo.
-Tristemente, hija, no todos tenemos esa libertad, le dijo.
Le advirtió, además, de no cruzar el camino que atravesaba las tierras.

http://galeria.dibujos.net/dibujos-de-los-usuarios/cerdito-2-pintado-por-cerdita-7377114.html


Como cada tarde, Pedro, un humilde pastor, dueño de una discreta piara, abrió la puerta de su hacienda, permitiendo a sus cerdos el paseo y disfrute de estar en el exterior, comiendo de los frutos encontrados.
Pink, nerviosa, fue la primera en salir de la granja. Consiguió estar a la cabeza abriéndose paso entre pisadas y empujones.
Andaba y corría de un lugar para el otro, al resto del grupo le costaba seguirla.
Todo le parecía espectacular. Era más bonito de lo que había imaginado. Pero, en su imaginación, también descubría la curiosidad por saber  qué era aquello que su madre no quería que viese al otro lado del camino. Así que sin pensárselo fue hacia allí, ignorando los gritos de sus hermanos y la reprimenda de sus padres que, a lo lejos veían cómo avanzaba.
De pronto dejó de escucharlos y unos desesperados chillidos llamaron su atención. Alguien más había en ese extenso campo y parecía estar en apuros.
A cada paso que daba se sumaban nuevas voces.
-¡¿Qué estaba pasando?!
Llegó a una zona poblada de largos y estrechos árboles pero, no pudo contemplar nada, tan sólo una nave enorme, y lo que parecían llamadas de auxilio provenían de ahí.

Justo cuando estaba a una pezuña de averiguar lo que en ese sitio ocurría, su papá le estiró de la cola y la llevó de vuelta con el resto de su familia.
-¡Has desobedecido las palabras de tu madre! ¡Y has puesto en peligro tu vida! le dijo enfadado su padre.
-Lo siento papá. No pensé que pudiera sucederme nada, contestó la cerdita.
-A veces la curiosidad puede acarrearnos serias consecuencias, pues ignorar el sentido, el funcionamiento e, incluso, el por qué de las cosas junto a la necesidad de buscar respuestas nos vuelve vulnerables en un entorno que desconocemos, fisgones en asuntos ajenos e imprudentes ante posibles riesgos. Añadió más calmado su papá.

Al llegar a la granja su mamá estaba disgustada y sus compañeros y hermanos preocupados, Pink no entendía cuál era el motivo de sus estados pero, sí comprendió las palabras de su padre, aunque de algunas de ellas no sabía lo qué significaban.

Un abrazo y una disculpa fueron suficientes para cambiar los ánimos de todos y arrepentida, Pink esperó la llegada de un nuevo día para disfrutar de lo que ya conocía.

                    ¡¡¡Colorín Colorado, Una Advertencia Siempre Ha De Ir A Nuestro Lado!!!


jueves, 21 de julio de 2016

Más de una jugada

Junto a sus amigotes comentaba el placer que resultaba de una situación como la suya. Se reía y vanagloriaba de ser gran amante y todo un Adonis.
-Todas se rinden ante mis encantos, les decía con sorna mientras sacudía el polvo de sus hombros.
Y parecía ser así, Ana sentía tal admiración por su novio que, era impensable que pudiera engañarla. Siempre atento y educado, detallista y bueno en la cama.
Por su parte Lucía quedó prendada de sus tan expresivos ojos verdes, su sonrisa y su falta de compromiso y madurez, lo que vulgarmente llamaríamos de otra forma: un cabrón.
El doble juego estaba saliendo bien. El amor por un lado, la diversión por otro y su orgullo enaltecido.
Pero, ¿pueden verse las cartas cuando uno cree tener la mejor jugada?
Ana y Lucía se conocieron una de las noches que él la pasaba con los amigos. Ninguna mencionó su relación, ni esperaron sentir cierta complicidad, ni el rubor al contacto de la piel, ni tan si quiera el deseo de repetir.

Mientras ellas compartían la experiencia de una nueva pasión, él barajaba unos naipes trucados.
http://blogs.eltiempo.com/un-blog-para-colorear-en-3d/2016/03/04/lo-que-no-sabias-acerca-de-los-triangulos-amorosos/

lunes, 27 de junio de 2016

Hoy, puede ser un nuevo mañana

Hoy emprende una lucha. Una guerra de la que poder vanagloriarse y de la que no obtendrá ningún reconocimiento, más que el derecho lícito de todo ser humano, la única e inapelable condición que todos deberíamos poseer: una Vida Sana y Saludable, donde la enfermedad no tenga la capacidad de poder mermar nuestras facultades, donde no pueda tomar el timón y controlar el rumbo de nuestros destinos.

http://www.fonditos.com/
Hoy solamente los que lo queremos sabemos el camino que está por comenzar.
¡¡Valiente Dios si existes, el Universo y todo lo que en él conspira!!
¿Quién decide poner a prueba a un ángel caído del cielo, a una alma pura e indefensa, cuyo pecado es colmar de orgullo y cierta arrogancia a unos padres henchidos de felicidad por su llegada?
Hoy lleva su mochila como cada mañana pero, el trayecto es diferente y lo que en ella ocupa también.
-Mamá, ¿por qué has metido mi pijama de Spiderman?
-Quizás la excursión a este nuevo cole se alargue unos días. Puedes coger a Beny, seguro que querrá acompañarte.
Hoy no encuentro las palabras para explicarle a un niño de ocho años que, sin conocer las causas, un grupo de células ha comenzado a crecer y multiplicarse en su organismo, anulando las células normales de su alrededor.
¿Es, realmente, necesario decirle la verdad?
Siempre ha sido un chico muy adelantado y listo, con algo de picaresca y resuelto pero, hay cosas que la razón no entiende y que, difíciles de ser asimiladas, se alejan de cualquier explicación posible.
Por supuesto, que si quiere respuestas, las tendrá. Buscaremos el modo y lo digeriremos juntos.
Hoy vienen a mi memoria los momentos de angustia cuando, con tan sólo cinco añitos, el virus de la varicela invadió su suave y delicada piel.
¡Pobrecito! Ese irremediable picor nos tenía desesperados. Gracias a Beny y a la ingeniosa imaginación de papá hallamos consuelo.
Beny era su osito de peluche preferido, al que papá pegó pegatinas rojas de distintos tamaños simulando contraer la misma erupción.
¡Mirad! ¡Creo que Beny se ha contagiado de varicela! ¡Tenemos que curarle!, nos gritó una mañana desde el cuarto.
Corriendo fuimos con él, casi se me escapa la risa al verlo.
¡Rápido mamá! Hay que echarle polvos de talco para que no se rasque, me dijo.
De esta manera, preocupado por su oso y pendiente de prestarle los cuidados necesarios, relegó la aparición de sus vesículas a un segundo plano.
Hoy al atravesar la entrada de la unidad especializada en el tratamiento de niños con cáncer, él se hace el fuerte y a mí se me cae el alma a los pies.
Una trata de hacerse a la idea de la enfermedad, su proceso y todo lo que implica mas, verlos a ellos, pelones, enganchados a sus máquinas y con una sonrisa en la cara es... ¡Es Injusto!
No sé si ha sido mi hijo o he sido yo quien ha agarrado con fuerza nuestras manos pero, los dos somos conscientes de que jamás permitiré que nada ni nadie me lo arrebate.
Todo es de colores y está lleno de luz y calor. Un calor acogedor, aseguraría que es el que irradian las miradas de cada una de las personas (grandes personas), con las que nos cruzamos hasta llegar a nuestra habitación.
Nos ha dado la bienvenida el payaso Pikolín, cuyo nombre le viene de lo mucho que le gusta dormir. ¡Lo hemos pillado durmiendo en nuestra cama! ¡Qué susto se ha llevado!
Cuanto nos hemos reído.
Me ha soltado la mano y se ha relajado y yo me he sentido tan insignificante ante la entrega, la fe y la labor de aquellos que viven por y para ayudar a los demás. Pues una simple carcajada conlleva un gran esfuerzo y dedicación y más, ante tales circunstancias.
Hoy la doctora nos ha informado de las pruebas y la manera de combatir "a las pequeñas manchas rojas (como las de Beny), que ahora están por dentro de tu cuerpo y no se ven".
-El trayecto será largo y los pasos pueden parecer pequeños pero, hay una llegada a meta, en la que todos, tu familia y nosotros te estaremos esperando y en tu recorrido tú, tú vas a enseñarnos lo fuerte que eres y lo mucho que los quieres, recalcó la doctora guiñándonos un ojo a su padre y a mí.
-¡Ah! Sólo una cosa más.
Hoy puedes jugar y conocer cuanto desees, añadió.
Y, así, entre juegos y batalla derrotamos al linfoma. Ese que nadie supo cómo llegó pero que se equivocó, porque mi hijo es un gran luchador.
Hoy ya no existen los lamentos, los llantos ni las suplicas. Se borraron el dolor, el desánimo y la rabia. Se me olvida aquel olor y las noches con sus días.
Almaceno en  mi recuerdo lindos rostros y palabras que fueron mi sustento y me ha debido de crecer el corazón de tanta gente a la que admiro y de a los muchos que he querido y aún quiero.
Hoy ya sé que sí existen los superhéroes y las superheroínas porque yo tengo uno en casa.

A los diagnosticados, enfermos, curados y a los, tristemente, fallecidos mi más sincera admiración, pues pelear contra algo invasivo e invisible es un arduo trabajo. Una verdadera lucha de Titanes y no las que se cuentan en la mitología griega.

A los familiares muchísima fuerza y todo mi ánimo. Ellos son la base. Si un pilar se debilita corre peligro de derrumbe.

A los profesionales (médicos, investigadores, enfermeras...) a los voluntarios ¡Muchas Gracias!

Al resto... Sensibilizar y Concienciar, porque todos los días deberían ser 15 de Febrero (Día Internacional del Cáncer Infantil)


http://colecciondegifs.blogspot.com.es/2014_07_10_archive.html


  

martes, 14 de junio de 2016

Ortópteros

-¡Salta! ¡Salta!
-¡Salta! ¡Salta!
Todos animan al pequeño Li, quieren que participe en su juego pero, cada tarde por más que lo intenta sus débiles patas no consiguen despegarse del suelo y compartir la diversión del pilla-pilla en el aire.
Enfadado corre a esconderse tras la roca que hay junto al río, levantando una ligera nube de polvo y la admiración de sus hermanos, al contemplar lo rápido que desaparece, pues ellos no tienen esa destreza.
http://marianafelea.blogspot.com.es/2012/03/la-perrita-preocupada-y-el-grillo.html

Intuye que algo no va bien. A diferencia del resto no ha crecido ni un milímetro, incluso Pati, la más chiquitita del grupo, ahora es más grande que él. Y ¿el color? El color de su cuerpo es más oscuro y le faltan esas manchas que a los demás les caracteriza. Sus alas también son distintas, más recortadas sí pero, fuertes. Lo supo la primera vez que quiso disfrutar con los saltos y compartir la animación con sus hermanos y, en vez de eso, batió sus alas con tal impulso que voló durante incansables minutos.
Se sentía triste, no comprendía por qué no encontraba ninguna similitud entre él y su familia. Sus ojos dejaron escapar unas diminutas lágrimas que, sin querer, mojaron a una pegajosa y curiosa babosa que, sintiéndose aliviada por el frescor que le propiciaban, quiso comprobar de dónde procedían.
-¡Disculpa! grito. -Me gustaría agradecerte este baño gratis que me das y te rogaría que siguieses pero, me duele verte tan afligido. Puedes contarme qué te ocurre y te ayudaré.
-Lo siento, no me he dado cuenta de que estabas ahí abajo,
El pequeño Li le contó lo que le disgustaba y la babosa, paciente, le explicó la razón de por qué no era igual a su familia.
Nunca habría imaginado que el motivo era tan sólo que él era un grillo y sus primos, hermanos, sus papás... eran unos saltamontes.
Con cierta incertidumbre, agradeció a la babosa su amabilidad y sus palabras y se fue en busca de sus padres, quería averiguar la causa de haberse criado con ellos y lo que pasó con su verdadera familia.
Cuando llegó al húmedo tronco donde vivían halló a su mamá despojando de hojas secas la entrada.
-¡Hola Li! Tus hermanos me han dicho que te has ido del juego.
Creo que es el momento de que entiendas las cosas y disipes tus dudas. No mereces enrabietarte por no lograr lo que los de tu especie no podéis hacer, le dijo.
Mamá saltamontes lo condujo dentro del tronco, debía contarle todo lo que desconocía y dejar que tomase sus propias decisiones.
Li no pudo evitar que el llanto se adueñara de él al saber el fatídico final de sus progenitores. Por siempre se cuidaría de cruzarse con una salamandra. Había visto alguna y sus ojos saltones le resultaban graciosos.
Después de oír lo que les sucedió temía que fuesen el objeto de sus pesadillas.
-Nosotros te recogimos, te dimos un hogar. El calor y el amor que necesitabas. Fuiste un hijo más.
Y el miedo que nos ha acompañado era decirte la verdad y que tú nos abandonases.
No sientas que eres diferente, ya que todos pertenecemos a una misma familia, somos ortópteros.
Vale que nosotros podemos saltar, tenemos las patas muy largas, eso es cierto pero, tú puedes correr y volar.
No creas que una habilidad, unos rasgos o un determinado comportamiento te hace mejor o peor, porque todos somos iguales. Igual de válidos e importantes.
Lo que acababa de escuchar le conmovió. Su madre tenía razón, qué importaba el aspecto y qué si sus capacidades eran distintas a las de los demás. Nada ni nadie nos ha de hacer sentir pequeños o raros o diferentes, ni siquiera  uno mismo pensarlo. Todos valemos por lo que somos y nos enriquecen aquellos que tenemos a nuestro lado, pues nos aportan el cariño, el afecto y la comprensión que necesitamos.
Al día siguiente el pilla-pilla pasó a jugarse por parejas, alternando saltos con carreras.
¡¡Colorín colorado con las diferencias hemos topado!!



martes, 24 de mayo de 2016

Un suculento manjar

De vuelta a la colonia, Sendi, la hormiga exploradora se sentía agitada, había encontrado una gran fuente de alimento. Productos nuevos que, tras probar, consideró de un sabor exquisito y óptimos para abastecer a toda la familia.
http://www.cuentosydemasparapeques.com/naturaleza-curiosa-20-curiosidades-sobre-las-hormigas-y-algo-mas/

Con un ligero toque en la cabeza, Junco, el guardián la dejó entrar. Debía comunicar a la Reina la clase de manjar que había descubierto y permitir así que las obreras hicieran su labor de recolección.
Su énfasis y su detallada explicación hicieron que la Reina dispusiese a las siguientes de la cadena y, dirigiéndose a ellas exclamó:
-¡Atención mis queridas hormigas! Vuestra compañera, fiel a su trabajo, el cual realiza con indiscutibles resultados, ha regresado con buenas noticias. No a muchos pasos de aquí disponemos de unos apetitosos frutos.
Todas aplaudían y felicitaban a Sendi.
La Reina continuó:
-Los rastreadores ya están marcando el camino para que vosotras seáis rápidas y terminéis antes de la caída del sol. Recordad que tanto el depósito de alimentos como el depósito de granos está casi al completo. Recoged sólo aquello que pueda almacenarse.
Espero que seáis eficientes y que el recorrido sea tranquilo y no tengamos que lamentar pérdidas.
¡Mucha Suerte!
El grupo de obreras comenzó a salir, Lío y Peca andaban a la cola, estaban nerviosas, era su primera misión y, por tanto, la primera vez que salían a tierra.
Todo era gigantesco, las aceras, el césped, los árboles y las piedras, incluso la arena parecía devorar sus delgadas patas a cada paso que daban.
Lío por poco acaba en el húmedo hocico de un curioso peludo que olfateaba, sin distinción alguna.
-¡Ya llegamos chicas! ¡Aquí se acaban las señales! ¡Ya sabéis un peso por hormiga y volvemos!, gritó la primera de la fila.
Lío y Peca se separaron del resto en busca del comestible más sabroso.
Estaban impresionadas con la cantidad y la variedad de cosas que allí había: migas de pan, cáscaras de pipas, pipas, gusanitos, queso... desperdicios de una fiesta de cumpleaños celebrada aquel día en el parque.
Cada una en su faena olvidó la advertencia de cargar lo justo, pues ¿cómo dejar aquello con lo mucho y bien que podrían comer después?
-¿Listas? Partimos para el hormiguero, se oyó de nuevo la voz.
Reunidas y sobrecargadas caminaron sin descanso para llegar antes de que el sol se escondiera.
Lío y Peca se unieron al grupo una vez que éste ya había iniciado la marcha, habían buscado hasta el último momento y el esfuerzo mereció la pena, llevaban lo que parecía ser un bizcocho relleno.
Cuando llegaron al hormiguero, sus compañeras las miraban fascinadas por el trabajo y la comida. Ante ellas desfilaba un enorme festín.
La alegría se contagió.
Con eso pasarían una larga temporada de descanso. Todas pensaban lo mismo pero, el guardián las reprendió.
-¿A caso no escuchasteis a la Reina? No hay lugar para tanto alimento.
¡No guardaréis eso que traéis hasta que la Reina de su permiso!
Pero desobedeciendo las palabras de Junco, las hormigas trasportaron todo hasta los depósitos. No sin esfuerzo y con una meticulosa organización consiguieron meterlo.
Para cuando la Reina se hizo eco de lo ocurrido y  pudo verlo ya todas dormían agotadas en la sala de descanso.
Dejó pasar por alto lo que, sin duda, había sido un error.
Una equivocación que se apoderó de su sueño durante la noche y que no le permitió dormir, pues la codicia de sus obreras podría acarrear serias consecuencias.
Apenas los claros del día se colaron por la colonia, las hormigas detectaron el fuerte olor que provenía de los depósitos.
Los trozos de bizcocho que Lío y Peca cogieron, fueron aplastados entre tanta comida y soltando el licor que los rellenaba, impregnando los demás víveres, llenando de un fuerte hedor cada parte y resquicio del hormiguero.
Intentaron salvar cuanto pudieron, tratando de no quedar pegadas y atrapadas por el líquido viscoso que se formó de la mezcla entre el jugo y la arena.
El duro trabajo de semanas y meses se había echado a perder en tan sólo unas horas.
Las obreras estaban muy afectadas, no fueron conscientes del daño que su desobediencia podía causar.
Supieron y comprobaron que su avaricia, tal cual reza el refrán, había roto el saco.
Colorín colorado una moraleja hemos sacado!!

http://galeria.dibujos.net/comida/lacteos-y-postres/bombon-de-fresa-pintado-por-berlin-9771382.html


miércoles, 18 de mayo de 2016

Jugar a ganar

Había encontrado el escondite perfecto. El viejo baúl que su padre guardaba en el desván era una buena alternativa, pues ahí seguro que no lo buscaban pero, que siempre desechaba por miedo. Miedo a la oscuridad, algo muy normal en un niño de ocho años, miedo a quedarse encerrado, a ser olvidado y hallado una vez que fuera tarde.
Pero ese día iba a ser diferente, sus hermanos no se reirían, de nuevo, de lo mal que se escondía, de saber que sería el primero en ser descubierto, de que era un cagón y le aterrorizaba quedarse sólo. Estaba dispuesto a ser valiente, como cuando su mamá le dijo que debía plantar cara a las burlas de sus compañeros de clase, porque huir o llorar no haría más que acrecentar la actitud de los que con él se metían, y añadió:
-Mira Carlos eres un niño todavía para entender que la vida no es tan fácil como parece y que cuando esto sucede es uno mismo quien ha de demostrar sus fuerzas y sacar sus agallas para enfrentarse al problema y salir hacia adelante. Porque, en ocasiones, esperar una ayuda o una defensa no es la solución para erradicarlo.
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María empezó a contar: 1, 2, 3... y esperó a que Luis y Jorge salieran primero. Abrió la puerta que daba al desván con sumo cuidado y bajo las escaleras de dos en dos.
-11, 12, 13...
Apenas veía nada, con las manos se aseguraba de ir en la dirección correcta hacia el baúl. Sujetó la tapa en alto y se metió.
El corazón le latía deprisa, la adrenalina recorría su cuerpo, no estaba convencido de si aguantaría mucho rato, lo mejor era pensar en otra cosa, una mañana en la playa, por ejemplo. Le gustaba jugar en la orilla, llenar su cubo, de las tortugas ninja, con la arena embarrada para construir torres de distintos tamaños, fortalezas de nobles caballeros que imaginaba.
-¡Y 30! ¡Quién no se haya escondido tiempo ha tenido!
Sus pulsaciones habían vuelto a la calma, estaba tranquilo e incluso adoptó una postura cómoda dentro del arcón, cuando de repente escuchó un delicado hilillo de voz.
-¡Hola! ¿Podrías levantar tu dedo? Estás aplastando una de mis alas.
Carlos estuvo tentado de salir gritando, corriendo igual que si hubiera visto un fantasma pero, pensó que no tenía por qué asustarse, pues si alguien más había allí no debía ser grande, ya que él ocupaba la mayor parte del hueco.
Levantó ambas manos puesto que no sabía cuál  y qué era lo que chafaba.
-¡Muchas gracias!
Percibió el aleteo de un ser minúsculo.
-Perdona, no te he visto. ¿Quién eres? y ¿Qué haces aquí dentro?
-Soy Led, una pequeña mariposa, a la que vosotros los humanos llamáis polilla y, esta vieja arca es mi refugio durante las horas de luz solar. Vivo y me alimento de lo que hay en ella.
-¿Quieres decir que este viejo baúl es tu escondrijo porque tienes miedo a la luz?
-Es el lugar en el que me siento segura, porque sé de amigos y familia que se cegaron con la luz de un falso sol y jamás los he vuelto a ver. ¿Y tú? ¿Por qué estás aquí?
-Juego con mis hermanos al escondite. Nunca averiguarán donde estoy, porque he dejado de lado mis miedos y no creerán que estoy a oscuras y encerrado.
Quizás deberías hacer como yo, desafiar a tus temores y salir a la luz. Nadie mejor que tú para superar aquello que no te gusta o te paraliza.
-¡¿Alguien sabe dónde se ha metido Carlos?! Se oyó desde las escaleras del desván.
-Ahí vienen Led, ya sólo falto yo.
Se filtro algo de luz por las grietas y la cerradura del baúl, Carlos pudo ver a Led, habían encendido la lámpara.
Sin duda había ganado, no sólo a su juego preferido, le había ganado al pánico y había ganado una peculiar y pequeña amiga.
María abrió la puerta del arcón, Carlos parpadeo seguidamente acostumbrándose a la luz y Led voló dispuesta a seguir los consejos de su amigo.
-¡Te encontré!
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jueves, 7 de abril de 2016

Voz de ángel

Como siempre esa emisora de radio, su amiga en la vigilia y su desahogo en una etapa de la que jamás se vio protagonista. La voz de un ángel que apareció cuando creía no tener a nadie. Esa que le prestó las alas para permitirle volar y sentirse libre. Esa que le dio la fuerza para gritar como hacía tiempo no podía, la que fue cómplice de su secreto y denunciante de sus miedos. Esa que con sólo girar el sintonizador de su radio arrancaba cada noche llenando los silencios y disipando sus oscuros pensamientos. La que le descubrió que, como ella, son muchos los oyentes que quieren y necesitan compartir trozos de su vida, o tal vez soltarse de lo que les amarra, aún sin cuerdas o cadenas, incluso desprenderse de lo que les hizo daño. Fragmentos de unas trayectorias que no tuvieron un desenlace feliz.
A unos minutos de que comience “Lo que por dentro hierve”, está nerviosa pero se siente serena. Es el programa que resuena en su habitación, entre sus cosas y que la hace confidente de otras crónicas. Episodios de personas sin rostro que siendo ajenos despiertan su debilidad y le arrebatan las lágrimas que no osa a derramar por ella. 

http://coleccion.educ.ar/coleccion/CD22/mcs/emisorasderadio.html
                                                               
Con el teléfono en la mano recuerda el momento en el que decidió llamar. Esa vez sí que le temblaba cada parte de su cuerpo, los dedos al marcar, el tono al hablar, las piernas que no cesaban de deambular por todas las estancias de la casa, como si la llevasen a los rincones donde había presenciado el cambio y le dieran las agallas para escupir la rabia acumulada. Después de la llamada de una joven incomprendida y solitaria entre sus amigas y compañeros del instituto por su condición sexual, el estallido de unas palabras bañadas en el anhelo de lo que pudo haber sido y la melancolía de lo que en realidad era, rezumaban en las emisoras de algunas almas afligidas, simples curiosos o fieles seguidores de la locución de quien al otro lado de la línea se hallaba.                                     Derrotada Sagitario, un apelativo que no se acierta en ninguna de las referencias o características de este signo pero que ella se había creído y así había interiorizado, se desnudaba al completo buscando el consuelo que le faltaba.                                                  -Quien se suma a nuestro viaje es una valiente y decidida mujer que seguro encogerá nuestros corazones y a la que daremos la calidez y la ayuda que precise. Bienvenida Derrotada Sagitario.           
Justo lo que dura “Días de verano” del conocido grupo Amaral, que escuchaba como si de un eco se tratase, desde su radio y a través del auricular, fue el espacio de que dispuso para resumir lo que iba a contar. Pues debían asegurarse de que no era contenido inapropiado o que pudiera herir sobremanera la sensibilidad de los que permanecían esperando su relato, que no fuera soez ni obsceno.                                                                Estaba en antena y por unos segundos pensó en colgar, desconectar el aparato y olvidarse de ello pero, de nuevo...                                                                                                            
-Ánimo Derrotada Sagitario, estamos contigo, te acompañamos desde la distancia.
Funcionó.
-He tenido una vida plena, unos padres que me desearon y me cuidaron como a una princesa. No he tenido hermanos porque en el parto me negaba a salir, mi madre hizo un esfuerzo desmesurado, perdió mucha sangre, ambas estuvimos expuestas y al borde de la muerte. Consiguieron sacarme con fórceps pero, el tiempo y los medios provocaron fisuras a la que me dio la vida y a mí una cabeza apepinada y un color amarillento, por lo que pasé veinte días en la incubadora, además me vendaron los ojos y no recibí lactancia materna. Por ello mis padres decidieron que no pasarían por eso nunca más. Fueron momentos de mucha angustia, mi padre en la sala de espera temía por nosotras, mis abuelos lloraban cogidos de las manos, los médicos y las enfermeras corrían de un lado para el otro. Gracias a Dios las dos vivimos.                                                                                                 Tuve y todavía conservo buenos amigos. Amistades de la infancia, compañeros de la carrera universitaria y del trabajo, gente que, a pesar de lo poco que ahora veo, sé que están ahí. Conocí al que fue mi novio durante tres años y mi marido hoy en día. Inexperta en el amor dejé que fuera él quien me enseñara a querer. Era perfecto, fiestas, regalos, deseos, celebraciones, caricias, placer y cariño, mucho cariño. Sentía que lo tenía todo, no concebía una dicha mejor.            
Nuestro primer año de casados pareció sacado de una película de Hugh Grant, trabajo, viajes, familia, escapadas románticas, más regalos, cenas con amigos… pero como todo lo bueno se acaba, en mi caso no podía ser menos.                                                                    Pasó un lunes. Un lunes de primeros de Abril, nos despedimos como cada día, él a su trabajo y yo al mío. Cuando regresé a la tarde, como de costumbre la mesa estaba preparada, desde la cocina llegaba un rico aroma a albahaca, oí descorchar una botella de vino, dejé mi bolso en el perchero de la entrada y me acerqué para averiguar lo que tan bien olía. Perdí el interés por la comida al verle. Había bebido, aún sin que los botes estuvieran vacíos por la encimera lo habría sabido, sus ojos, su voz, su torpeza y su olor lo delataban.                                                                              
Me dijo que me sentara, la cena estaba lista. No hubo beso, ni siquiera un saludo. Me lavé las manos y me senté. Sirvió los platos, sopa de tomate con mozzarella y albahaca, deliciosa. No probó ni una cucharada y yo dejé de comer cuando me explicó que lo habían despedido. No era un drama pero lo hizo, estaba hundido y borracho. Traté de animarle, hablamos durante mucho rato, hablamos de planes, de salidas laborales, hablamos de nuestro futuro. Se tranquilizó pero esa noche no vino a dormir a la cama. Sería la primera de lo que se convirtió en una costumbre.
-Y bien Derrotada Sagitario, supongo que nos pides consejo para ayudar a tu marido ¿no es así?  -Él ha encontrado ayuda en manos de algo y alguien que no le hace ningún bien y que yo ya no me atrevo a preguntarle.                                                                                     -Entonces ¿qué sucede?                                                                                                         -Sigue bebiendo, sale de casa por la tarde y no vuelve hasta bien entrada la noche. Intenté convencerle para que abandonase esos hábitos pero me tachó de estúpida niña de papá, dijo que yo no sabía lo dura que podía ser la vida porque todo me había venido rodado, escupió en el suelo y casi alcanza mi pie, me empujó retirándome a un lado de la puerta y se marchó. Lloré y me lamenté durante toda la noche, él la paso fuera.                                  Desde ese episodio la relación es distante, nuestras miradas se cruzan muy de vez en cuando y son tan frías que cortan el aire. Un aire enrarecido, podrido y maloliente porque el único hedor que hay por toda la casa es a esos botes y botellas, cascos de alcohol vacíos.  -¿Has pensado en recoger tus cosas y largarte? Tienes a tu familia, un trabajo. No mereces soportar esa situación.                                                                                                              -Lo quiero y me duele verle así. Nadie es consciente de lo que nos ocurre. No es una causa perdida, creo que debo seguir a su lado.                                                                        
Sólo necesitaba desahogarme.
Y sin más, colgó.

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-Te deseamos la mejor de las suertes Derrotada Sagitario. Gracias por habernos hecho partícipes de un pedacito de ti. Ojalá que tu vida vuelva a ser maravillosa.                            Era tan agradable, le reconfortaba tanto escucharle. Apagó la radio y se durmió.                  Dos meses después de aquello ha marcado el número. Mientras oye uno a uno los tonos piensa en si se acordarán de su historia. No iba a hacerlo, no sabe que irrefrenable impulso la ha llevado a presionar la tecla de color verde.                                                                      Todas las historias tienen un final. Un final que en su caso desconocía la primera vez que llamó pero que ahora vive y quiere compartir. No es el final que esperaba pero es un buen final, al menos para ella.                                                                                                           -¿Qué te trae por aquí querida Derrotada Sagitario?                                                
Sin duda no se habían olvidado. No tuvo que simplificar lo que en breve oirían.      
-Primero pediros perdón por la manera de terminar la vez que os llamé, sentí que ya había hablado demasiado.                                                                                                         -Respetamos vuestras reacciones, las aceptamos y mitigamos cualquier comportamiento, dijo la voz de ángel.                                                                                        
-Hice las maletas.                                                                                           
-¿Entendemos con eso que no pudiste ayudarle?                                         
No fue fácil convivir con quien se cree derrumbado pero aproveché cada oportunidad que me daba. Me cogí unas vacaciones, compré unos billetes de avión con destino a Las Palmas, me presenté en casa, tiré  los malditos vidrios y me lo llevé al aeropuerto.              Me pidió perdón de todas las formas habidas y por haber. Hicimos el amor con la intensidad de cuando éramos novios.                                                                   
Todo eran promesas y sueños. Promesas y sueños en potencia muy bonitos, en el panorama real meras palabras disfrazadas.                                                       
De vuelta al hogar retomó su adicción y las salidas nocturnas. Conducta a la que se sumó sus ganas de humillarme y, que no contento con eso también restringió mis horas de esparcimiento. Me prohibió el gimnasio, un gasto innecesario habiendo parques y carriles para correr e ir en bici, decía. No quería que viera a mis amigas, supongo que por temor a que les contase algo, no le gustaba que hablase con mi madre, siempre metiéndose en nuestras vidas, manipulándote y decidiendo por ti, como si no tuvieses personalidad, me espetó. Paradójico ¿verdad? Claramente era él el que me la minaba, quería que fuese su marioneta, un cacho de carne manejado a través de sus hilos.               
No aguantaba más y la gota que desbordó el vaso fue la noche que, visiblemente excitado, me sometió a su antojo, con la única intención de saciarse hasta la extenuación. Me golpeó, maniató, jarró mi blusa y me desgarró las medias, a la vez que desgarraba también mis entrañas. Me cabalgó como un salvaje. Yo no podía creerlo, ese no era el hombre del que me enamoré, no era el hombre que erizaba mi piel sólo con rozarme, el que embelesó mis sentidos y me juró amor eterno.                                                                                        Se corrió y cayó sobre mí como una pesada losa de hormigón. Únicamente se oían mis sollozos. Al otro lado de la línea se hizo el silencio. Un silencio que el locutor no interrumpió.                       
-No mereces esa situación me dijiste y esa voz de ángel resonó en mi cabeza una y mil veces. Lo aparté cuidadosamente evitando despertarlo, sequé mi llanto, tiré mi ropa rota y rasgada a la basura, me puse unos vaqueros, un jersey y cogí mi valija, lo imprescindible para no volver nunca.                       
Las descoloridas paredes de una vieja habitación de hostal me aseguraron la paz que necesitaba.
http://www.bibliocad.com/biblioteca/3d-habitacion_27781

-Valerosa tu actitud Derrotada Sagitario, aplaudimos tu acertada decisión. Y, ahora dinos,
 cuando contactaste con nosotros pretendiste desahogarte pero, te auxiliamos más de lo que tú imaginaste. ¿Cuál es tu intención esta vez?                                                                  -Quiero abrir los ojos de quienes los tengan tapados por la sombra del miedo, la venda del recelo o el pañuelo del engaño. Quiero enseñar que la vida no es, en ocasiones, como uno espera pero que eso no tiene por qué ser un fracaso. Quiero ser el ejemplo de alguien que escribió el final de su hazaña, porque los finales existen pero es uno mismo el que pone la tinta y decide a qué precio. Y, sobre todo, quiero ser la voz de la acusación. Por desgracia hubo, hay y habrá personas que no tienen disculpa y actos que jamás deberían tener defensa.                                                   
 -Bravo amiga. Permítenos quitarte ese seudónimo que nada te define. Ha sido un verdadero placer atenderte. Y te incitamos a que, como una auténtica Sagitario abras tu mente a nuevas ideas y experiencias, ampárate en una actitud positiva y dispuesta a luchar, eso sí, por buenas causas, cueste lo que cueste. Hemos aprendido de tu calidad humana, tu bondad y, lo más importante, de tu valentía.                                                      Nos encantan los resultados felices. Gracias.                                                              
-Gracias a vosotros por ser el sosiego de quienes atravesamos ciertas dificultades. Amargos episodios que cicatrizan en el alma y de los que nadie debería ser víctima o verdugo.   
    
Satisfecha guarda el móvil en el cajón de la que va a ser su nueva mesita.                          
Derrotada Sagitario pudo desprenderse de los harapos que la cubrieron y la vistieron los últimos años de su matrimonio y ataviarse de las prendas más hermosas y que mejor lucen, la esperanza y la sonrisa que tanto tiempo mantuvo mermadas.                                                                            
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miércoles, 30 de marzo de 2016

Microrrelato: Un sólo sentido

Preso de su peor pesadilla, había caído en las garras de una especie degenerada. Un orco despiadado que, cuyo anhelo por alcanzar la perfección, robaba cualidades, sentimientos y sentidos de quienes creía eran bondadosos.
 Maniatado y aturdido por el hedor que desprendía el pañuelo al que le obligaba a respirar, debía decidir a cuál de sus sentidos renunciaría.
 ¿Viviría sin contemplar la belleza? Cual sátiro amante de la música ¿podría perder el oído? Y ¿esa sensación de rubor en la piel al tacto con otra persona? ¿Se olvidaría del aroma de una buena fragancia?
 Frente a él la sed del deseo.
¡Un sentido! ¡Sólo uno!
Sudor, sábanas mojadas…

-Un mal sueño, pensó su mujer al tocar el lado vacío de la cama.
http://ilustradanus.blogspot.com.es/2006/05/orcos-s-gracias.html