jueves, 15 de septiembre de 2016

Microrrelato: Lo que te hace única

Todavía percibo el suave aroma de tu piel. Ni tan si quiera mis sábanas han querido borrar la huella de tu fragancia.
No me atrevo a abrir el cajón del tocador y comprobar que tu perfume ya no está debidamente colocado junto a las llamativas lacas de uñas.
Cada mañana escucho el agua discurrir mientras de tu boca se escapan las letras de ininterrumpidas canciones. Ese karaoke improvisado al que me invitabas, sin lograr hacerme participar.
¡Qué ironía! Lo que antes me llegó a enervar, hoy no lo dejo de recordar.
Más te diré, que al fontanero tengo en casa porque el grifo te abrí.
Conservo tu ridícula taza de café, tal vez porque espero que la vengas a recoger, tal vez por no ver la mía sola.
-¡Joder! ¡Has vuelto a usar mi taza de nuevo!-
Lo que daría porque estuviese siempre sucia.
He pensado cambiarme al té.
Cambiar...
Lo que sí he de quitar, es tu nombre de mi buzón, pues ya nadie allí te irá a buscar.
Mira, que se de alguien que te quiere encontrar y no sabe por dónde empezar.
Sin darme cuenta al escondite contigo jugué y ahora ya es demasiado tarde para volver.
¡Qué pena que dejase perder lo que te hacía única!
¡Qué pena que de mí ya nada quieras saber!

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