miércoles, 18 de mayo de 2016

Jugar a ganar

Había encontrado el escondite perfecto. El viejo baúl que su padre guardaba en el desván era una buena alternativa, pues ahí seguro que no lo buscaban pero, que siempre desechaba por miedo. Miedo a la oscuridad, algo muy normal en un niño de ocho años, miedo a quedarse encerrado, a ser olvidado y hallado una vez que fuera tarde.
Pero ese día iba a ser diferente, sus hermanos no se reirían, de nuevo, de lo mal que se escondía, de saber que sería el primero en ser descubierto, de que era un cagón y le aterrorizaba quedarse sólo. Estaba dispuesto a ser valiente, como cuando su mamá le dijo que debía plantar cara a las burlas de sus compañeros de clase, porque huir o llorar no haría más que acrecentar la actitud de los que con él se metían, y añadió:
-Mira Carlos eres un niño todavía para entender que la vida no es tan fácil como parece y que cuando esto sucede es uno mismo quien ha de demostrar sus fuerzas y sacar sus agallas para enfrentarse al problema y salir hacia adelante. Porque, en ocasiones, esperar una ayuda o una defensa no es la solución para erradicarlo.
http://www.imagui.com/a/cofres-dibujos-TKdAkpjRA


María empezó a contar: 1, 2, 3... y esperó a que Luis y Jorge salieran primero. Abrió la puerta que daba al desván con sumo cuidado y bajo las escaleras de dos en dos.
-11, 12, 13...
Apenas veía nada, con las manos se aseguraba de ir en la dirección correcta hacia el baúl. Sujetó la tapa en alto y se metió.
El corazón le latía deprisa, la adrenalina recorría su cuerpo, no estaba convencido de si aguantaría mucho rato, lo mejor era pensar en otra cosa, una mañana en la playa, por ejemplo. Le gustaba jugar en la orilla, llenar su cubo, de las tortugas ninja, con la arena embarrada para construir torres de distintos tamaños, fortalezas de nobles caballeros que imaginaba.
-¡Y 30! ¡Quién no se haya escondido tiempo ha tenido!
Sus pulsaciones habían vuelto a la calma, estaba tranquilo e incluso adoptó una postura cómoda dentro del arcón, cuando de repente escuchó un delicado hilillo de voz.
-¡Hola! ¿Podrías levantar tu dedo? Estás aplastando una de mis alas.
Carlos estuvo tentado de salir gritando, corriendo igual que si hubiera visto un fantasma pero, pensó que no tenía por qué asustarse, pues si alguien más había allí no debía ser grande, ya que él ocupaba la mayor parte del hueco.
Levantó ambas manos puesto que no sabía cuál  y qué era lo que chafaba.
-¡Muchas gracias!
Percibió el aleteo de un ser minúsculo.
-Perdona, no te he visto. ¿Quién eres? y ¿Qué haces aquí dentro?
-Soy Led, una pequeña mariposa, a la que vosotros los humanos llamáis polilla y, esta vieja arca es mi refugio durante las horas de luz solar. Vivo y me alimento de lo que hay en ella.
-¿Quieres decir que este viejo baúl es tu escondrijo porque tienes miedo a la luz?
-Es el lugar en el que me siento segura, porque sé de amigos y familia que se cegaron con la luz de un falso sol y jamás los he vuelto a ver. ¿Y tú? ¿Por qué estás aquí?
-Juego con mis hermanos al escondite. Nunca averiguarán donde estoy, porque he dejado de lado mis miedos y no creerán que estoy a oscuras y encerrado.
Quizás deberías hacer como yo, desafiar a tus temores y salir a la luz. Nadie mejor que tú para superar aquello que no te gusta o te paraliza.
-¡¿Alguien sabe dónde se ha metido Carlos?! Se oyó desde las escaleras del desván.
-Ahí vienen Led, ya sólo falto yo.
Se filtro algo de luz por las grietas y la cerradura del baúl, Carlos pudo ver a Led, habían encendido la lámpara.
Sin duda había ganado, no sólo a su juego preferido, le había ganado al pánico y había ganado una peculiar y pequeña amiga.
María abrió la puerta del arcón, Carlos parpadeo seguidamente acostumbrándose a la luz y Led voló dispuesta a seguir los consejos de su amigo.
-¡Te encontré!
http://galeria.dibujos.net/animales/insectos/polilla-pintado-por--10005604.html

2 comentarios: