miércoles, 16 de diciembre de 2015

Beni, el vencedor

Desde su adelantada posición podía ver como a su mejor amigo le flaqueaban las fuerzas y como cada paso dado era más pequeño que el anterior, podía escuchar también las burlas y risas del resto de compañeros. En esa competición había un claro perdedor pero, Ravi, la liebre más rápida de todo el colegio, no estaba dispuesta a dejar que así sucediera.

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Beni, un cervatillo soñador y muy inteligente, fantaseaba cada año con ser el ganador de la carrera de fin de curso o, al menos, se resignaba, con no quedar en última posición.
Soportar las bromas de sus rivales era algo que no llevaba nada bien y Ravi sabía que una nueva decepción acabaría con el ánimo de su amigo. Incluso había comprendido que las mofas no eran más que la envidia hacia Beni, pues era el más listo de la clase. Su comportamiento y sus notas eran destacadas por los profesores y admiradas por los padres.
-Porque ¿a quién le importa una estúpida carrera? ¿Qué valor tiene recorrer unos metros de distancia? pensaba.
Definitivamente lo entendió, eran crueles sólo porque Beni era mejor que ellos.

Con cada zancada se acercaba a la meta, retroceder y ayudarle era una estupidez, los descalificarían a los dos y no serviría de nada y fingir una lesión sólo significaría que Beni fuese penúltimo.
Oía el bullicio y los aplausos de unos espectadores ansiosos. Unos aplausos que serían para su amigo.

El circuito se bifurcaba a escasos metros de la llegada. Una señal indicaba cual era la dirección correcta. Ravi la invirtió y esperó escondido a su amigo, contemplando como el resto tomaba el trayecto equivocado. Cuando todos habían pasado cambió, de nuevo, la señal.
Beni no debía enterarse. Lo hacía porque no quería verle disgustado pero si lo descubría se enfadaría con él. Retomó la carrera despacio, dejando que Beni le alcanzase.
-¿Somos los últimos? le preguntó.
Ravi no pudo contestarle, los altavoces emitieron la voz de un presentador entusiasmado anunciando la llegada de los primeros corredores y no obstante del ganador.
Beni no se lo creía pero celebraba su victoria dando saltos como un loco.
Ravi, orgulloso y feliz, observaba las caras de asombro del resto de competidores.
Ese año su mejor amigo sería el merecedor de elogios y felicitaciones.

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miércoles, 9 de diciembre de 2015

Microrrelato: Homenaje

De una palabra nace una historia. Su protagonista el sombrero.
Relato, de no más de 150 palabras, presentado al VI Concurso de Cuentos y Sombreros de Sombrerería Albiñana. Oviedo.
Resultaba extraño ver su tumba. Muchos eran los curiosos que la visitaban habiéndose hecho eco de lo que en ella había.  
Lo normal, a lo que estamos acostumbrados es a encontrarnos ramos, centros, coronas, flores de colores naturales y de plástico, seres también sin vida que acompañan a los difuntos y los engalanan haciendo de la muerte un bello paisaje.
Quienes contemplaban su sepultura y lo conocieron no podían más que, con una tierna sonrisa, acordarse de sus hazañas pues, los que junto a él descansaban eran sus siempre imprescindibles sombreros, dispuestos en ordenadas hileras, creando una armonía perfecta de formas y contrastes. Representaciones en miniatura de la prenda que le caracterizó. Su sombrero de Campaña, Fedora, Chambergo, Canotier, su elegante sombrero de Copa Alta… Regalos de una esposa enamorada y postrada. Su modo de decirle cuanto lo quería y lo mucho que le anhelaba.


martes, 1 de diciembre de 2015

Microrrelato: Adelante

Una breve pero intensa lectura con la que me presenté al concurso de microrrelatos sobre violencia de género que propuso la biblioteca de San Javier (Murcia).
Que no deje indiferente a nadie.


Se sentía sucia pero no lo estaba. Manchada de odio por la huella que dejan sus dedos al tocarla. Unas caricias que no son más que la fuerza de un deseo que se esfumó. Un anhelo convertido en miedo.
No debía soportarlo. No podía permitir otra humillación, ni tolerar sus malas formas y faltas de respeto. No consentiría que un disimulado golpe la degradase.
Con el primer empujón llegó la vergüenza de un error que no fue tal, el rubor y el desprecio. Sentimientos enterrados como, alguna vez, quiso estar ella.
Tenía que hacerlo, todos sabrían quien era, en realidad. Un ser despreciable, un maltratador.

Colgó su foto en la red y descolgó la línea que le salvó la vida.

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