viernes, 14 de agosto de 2015

Tiempo es sólo una palabra


Vive como lo sientas, No sientas que vives!!

Dos ancianos sentados en el solitario banco de madera del parque, no porque sea el único que hay sino porque es el que conserva la huella del paso del tiempo, la misma que ellos atesoran en su rostro. Cada tarde distraen su espera viendo cómo juegan e inventan sus vidas los niños del barrio.

- Tú eras la mamá y yo el hijo que venía de trabajar y me llamaba Luis-.
- Si me dejas tu pala te invito a mi cumple.
- ¡¿A que no me pillas?!

Una espera que no les depara nada. Tal vez una llamada, no. Ya hablaron la semana pasada. Una espera al yermo, a aquello que ya no tiene vida. Una espera a la añoranza de lo que fueron, la nostalgia de un tiempo que se les escapaba felices, en compañía, ansiosos, borrachos, exhaustos, colmados… Un tiempo que sólo era la palabra que contemplaba los momentos de unos niños, de unos jóvenes y adultos.
Y ahora en la calma que les queda, en la tranquilidad de sus días piensan en esos niños, piensan que sus pasos les conducirán hacia el mismo lugar pero, no serán dos jubilados hastiados. Quieren jugar, sentir, inventar, reír, llorar… Quieren vivir.

¿A caso existe una ley que prohíba sentirse vivo?
¿A caso unas arrugas encierran un espíritu?
¿A caso no se viven demasiados años bajo la moralidad de quienes nos rodean?
¿A caso nos obligan a perder la esencia de lo que fuimos?

Se dirigen al parque, como siempre. Están nerviosos, no se han dicho nada en el camino, intuyen que algo en el otro es diferente, la mirada, la sonrisa, la firmeza al andar…
Hoy sólo hay niños en el parque.
¡¿Jugamos?!







2 comentarios:

  1. Me gusta el final de tu historia. Nunca es tarde para jugar. Que pases buen día.

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  2. Me gusta el final de tu historia. Nunca es tarde para jugar. Que pases buen día.

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