martes, 11 de agosto de 2015

Amadas pipas de girasol

    
   ¿Qué importancia le damos a conocer lo que nos rodea y comprender su significado?
  ¿Reparamos en lo que sabemos y advertimos en la ignorancia?
  ¿Cuanto valoramos las relaciones y experimentamos nuevas?
 Os presento a Rony como ejemplo de la comodidad del hogar y las pocas ganas de codeo con el exterior. Un cuento que admite juego, como observareis en las veces que se mencionan las distintas clases de pipas.
  La explicación al juego la encontraréis en la entrada del 23 de julio. 
      
   Madia, la mayor fábrica de pipas del mundo: pipas de girasol, saladas, tostadas, peladas, pipas garrapiñadas y, desde hacía un par de años, una planta entera de pipas de calabaza.
      ¡¡¡Riquíííííííííísimas!!!
     Rony era el ratón más feliz de la tierra. Se sentía el roedor más afortunado y daba gracias a sus padres por vivir en ese agujerito de la pared del sótano de la industria de la semilla. Además de Rony y sus papas allí también vivían la familia Rodríguez, la familia Menéndez, Lucy y su abuelita Cloti, Berman y Roman, dos jóvenes que, huyendo de las garras de un felino, encontraron su hogar en el reino de las pipas.
     Los Rodríguez amaban las pipas peladas, Lucy y su abuelita se debatían todos los días entre las pipas tostadas o las, tan novedosas, pipas de calabaza, la familia Menéndez lo tenía claro, las suyas eran las garrapiñadas, eran tan golosos, Berman y Román se deshacían con las pipas saladas y ¿Rony? Él quería todas las semillas.
   Cada mañana, con su mochila a la espalda, recorría los pasillos sutilmente recogiendo las más hermosas, llevando a casa las mejores pipas de girasol. Pipas saladas para mamá, pipas tostadas para papá, peladas para la merienda, pipas garrapiñadas para endulzar el día y pipas de calabaza para la cena.


      Sus papás le habían comprado la mochila porque ya era el momento de que Rony experimentara, conociera y aprendiera todas o casi todas las cosas del mundo exterior.
      Los hijos de los vecinos, Germán, Lori y Yona salían juntos cada mañana y buscaban los parques cercanos. Husmeando en sus papeleras encontraban cosas tan deliciosas, corrían hacia la escuela de los humanos, cuanto se divertían aprendiendo los juegos de los niños. Caminando de vuelta a casa admiraban los escaparates de las tiendas, veían los miles de colores y formas que las personas han creado. Fascinados ansiaban una nueva mañana y contaban a todos lo ocurrido durante la cena, comiendo sus pipas peladas, pipas saladas, tostadas, de calabaza y garrapiñadas.
     Los papas de Rony esperaban que, con el entusiasmo de los niños y las ganas siempre de salir al exterior, se uniese a ellos y aprendiese a desenvolverse en la calle, a encontrar comida, saber de las zonas tranquilas, conocer amigos… Pero Rony sentía que lo tenía todo y que no le hacía falta conocer y experimentar fuera.
   -¿Para qué? Aquí lo tengo todo: casa, comida y calor-, pensaba.
     Su mamá estaba preocupada: -Y ¿si algo pasaba? ¿si la fábrica cerraba?

    Una mañana, Rony ya había regresado de recoger las semillas cuando bajo sus pequeñas patitas notó que la tierra se movía. Al principio fue un leve temblor pero, de repente, el suelo comenzó a agrietarse. Se quedó paralizado, justo esa mañana todos los vecinos incluidos mamá y papá habían salido a admirar el color y el olor que trae consigo la primavera.
     Los humanos corrían despavoridos, uno le pisó el rabo entonces cogió su mochila y corrió cuanto pudo hasta llegar a la calle, sólo paró cuando chocó contra un árbol, ahí hundió su cabecita en el pecho y esperó. Esperó a que todo pasase. Esperó a que su mamá y papá regresaran. Esperó para volver a casa, esperó…


   Asustado y hambriento Rony seguía en ese árbol, no podía volver a casa, el temblor había derrumbado Madia, la mayor fábrica de pipas del Mundo, sus papás no habían regresado, no sabía dónde buscarlos, ni siquiera sabía ¡¡¡cómo buscarlos!!!! No podía hacer nada. Abrió su mochila, tenía sus tan amadas pipas saladas, peladas, tostadas, garrapiñadas y de calabaza.
   De repente algo salto sobre su cabeza, querían quitarle sus pipas. Una ardilla descontrolada trataba de arrancar de sus manos una pipa tostada. Intentó hablar con ella, pero se comió todas sus pipas y se fue.
     Sin hogar, sin sus papás y amigos, sin sus amadas semillas, Rony comprendió lo importante que es aprender, conocer y experimentar el mundo. Recordó lo bien que lo pasaban Germán, Lori y Yona cuando salían por las mañanas. Cogió su mochila y la llenó de todas las ganas posibles de descubrir, buscar y saber  lo que se había perdido.  ¡¡¡Rumbo al mundo!!!






2 comentarios:

  1. Muy bueno
    Demuestra que corres según te aprietan
    Defecto o virtud racional?

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  2. Como la vida misma. No hay refrán k no trabaje. Y te diré que lo consideró defecto racional, siempre justificado por miedos o confort.
    Besitos guapo!!

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