Una breve pero intensa lectura con la que me presenté al concurso de microrrelatos sobre violencia de género que propuso la biblioteca de San Javier (Murcia).
Que no deje indiferente a nadie.
Se sentía sucia pero no lo estaba. Manchada de odio por
la huella que dejan sus dedos al tocarla. Unas caricias que no son más que la
fuerza de un deseo que se esfumó. Un anhelo convertido en miedo.
No debía soportarlo. No podía permitir otra humillación,
ni tolerar sus malas formas y faltas de respeto. No consentiría que un
disimulado golpe la degradase.
Con el primer empujón llegó la vergüenza de un error que
no fue tal, el rubor y el desprecio. Sentimientos enterrados como, alguna vez,
quiso estar ella.
Tenía que hacerlo, todos sabrían quien era, en realidad.
Un ser despreciable, un maltratador.
Colgó su foto en la red y descolgó la línea que le salvó
la vida.
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muy bueno, complicado relatar tanto en tan poco
ResponderEliminaranimo!!